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Leyendo a la sombra

El rito de paso de la Selectividad

Hoy viernes han terminado los exámenes de la famosa Selectividad o PAU (Prueba de Acceso a la Universidad). Después de la tensión acumulada, la incertidumbre, las noches y días de estudio, el calor... llega la liberación y las vacaciones bien merecidas, siestas, lecturas, trasnochar..., en fin, el verano.
El primer examen fue el de Lengua española y Literatura, mi asignatura. Creo que ha sido un ejercicio fácil, en el sentido de que las dos opciones propuestas ofrecían posibilidades para hacer un buen examen, incluso la tan temida sintaxis era bastante normalita; y las preguntas de Literatura en ambas opciones correspondían al siglo XX. Todo dentro de un orden.
Cuando ves que las propuestas las has trabajado en clase con tus alumnos y que el examen no rompe ningún esquema previo de los que te habías hecho con anterioridad, sientes un cierto alivio. Es decir, entiendes que en este momento tus alumnos dependen ya de ellos mismos. El examen es una especie de rito de paso a la edad adulta, ya han dejado de ser tus alumnos, para ser otra cosa; aún no sabes muy bien qué, pero ya no son tus alumnos en el sentido en que lo eran apenas un mes atrás; y dentro de unos meses estarán sentados en las aulas de una facultad y se sentirán ellos también otros. Y yo me alegro por ellos.
Estuve en la Facultad de Físicas antes del examen de Lengua, charlando con unos y otros, dando ánimos, resolviendo alguna duda de última hora, intentando generar un poco de tranquilidad entre tanto nerviosismo. No sé si sirvió de mucho o de nada, pero allí estuve, compartiendo un poco el trance, espectador de cómo empezaban a ser otros, mejores de lo que ya eran. Y cuando salieron del examen y estuvimos comentando las respuestas, los aciertos, los inevitables errores, me sentí más cerca de mis alumnos que en ningún momento, porque percibí que empezaban en ese momento su andadura, a enfrentarse a su alteridad, con lo que no son, para llegar a comprenderse mejor a sí mismos.
Final de un ciclo. A partir de ahora, seremos recuerdo, acaso olvido.

4 comentarios

El lector a la sombra -

Casi descansando, amiga Meritxellgris, porque aún me queda la junta de mi 4º de ESO (los que han leído la novela de Cercas), buena gente pero que no estudian mucho, un poco el sino de nuestro tiempo, ¿verdad? En cuanto que acabe me voy a poner a leer a la sombra todo lo que tengo pendiente. Otro abrazo para ti.

Meritxellgris -

¿Qué tal? Ya descansando...qué envidia. Yo, en estos momentos hago un breve descansito para seguir evaluando alumnos, que entre el calor y las malas notas estoy un poco "atacada". Si tuviera alumnos de Selectividad seguro que estaría yo más nerviosa que ellos. Ya me ocurrió un año que di COU y qué calvario todo el año...Ahora con los de la ESO es todo más llevadero en ese aspecto; pero en otros es terrorífico,claro.
Un abrazo y disfruta del veranito.

El lector a la sombra -

Cierto, Donna, a veces tienes la sensación de que sólo te escuchan realmente en clase unos pocos alumnos. Pero esos pocos, los que anotan tus recomendaciones, sonríen complices ante los comentario irónicos, disfrutan con las lecturas, son los que hacen que este oficio merezca la pena.
De estos nunca faltan cada curso. El ciclo, inevitable y afortunadamente, se repite...

La donna è mobile -

Yo me acuerdo de mi paso por el instituto. Siempre he sido buena estudiante, atenta, muy pendiente de cuanto me enseñaban. Recuerdo que no éramos tantos los alumnos que poníamos interés en las clases, esa es la verdad, pero sí, y muy claramente, tengo fresca la impresión de haber pensado muchas veces cuánto me hubiese gustado ser yo la profesora y tener a alguien en mis clases, aunque fuera uno sólo, que me escuchara tal y como yo lo hacía.

Como en todo, la satisfacción —la suya ahora que acabó el ciclo, y la mía, y la de aquel— es el deber cumplido, el empeño satisfecho, la alegría de haber alcanzado la línea de meta. Y bueno, también el reto de tomar alumnos nuevos con la esperanza de calcular cuantas nuevas caras atentas y pendientes encontrará entre ellos.

Es envidiable.