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Leyendo a la sombra

Una metanovela en clase

Una metanovela en clase Creo que puedo considerar como una experiencia positiva la lectura de La velocidad de la luz, la novela de Javier Cercas que había propuesto a mis alumnos de 4º de ESO.
Plantear en clase la lectura de una novela no es asunto fácil, pues en ese complejo mapa humano que es la clase conviven intereses diversos, alumnos que tienen afición por la lectura y alumnos que leen a regañadientes sólo aquello que se les manda, y entre ambos extremos, un poco de todo. Intentar hacer converger todos estos aspectos tan diferentes en un texto es poco menos que un imposible.
En una primera instancia me pregunté si el planteamiento de esta lectura obedecía exclusivamente a mis gustos particulares —que de alguna manera quisiera hacer extensibles a mis alumnos—, o bien obedecía a la bondad intrínseca de la novela. Me inclino por esto último, pues, intentando ser objetivo, la novela me parece buena y no especialmente difícil para un lector que se esfuerce un poco.
La idea consistía en que todos leyeran la misma obra para después comentarla en clase guiados por el profesor, pero dejar básicamente que fueran los alumnos quienes condujeran la novela a los territorios que creyeran convenientes. En este sentido fueron esenciales las aportaciones que hicieron los alumnos más lectores y críticos, aquellos que están acostumbrados a enfrentarse a textos de cierta complejidad, es decir, aquellos que leen textos que no se encuadrarían en lo que habitualmente se viene llamando “literatura juvenil”. Las aportaciones de estos alumnos funcionaron como un estímulo para los demás: si este lo entendió, yo también puedo entenderlo; si él hizo el esfuerzo, yo también puedo hacerlo.
Así, orientados y conducidos por mí, nos fuimos adentrando en la novela, comentando los matices de los personajes, de la estructura, la trama argumental, el sentido de la obra. En fin, aquellos aspectos que les habían resultado interesantes a los lectores. Y de entre todos ellos hice un especial hincapié en que entendieran que lo que han leído es una metanovela, es decir, una novela en la que se narra el proceso de creación de una novela, convirtiéndose así el texto en objeto de reflexión sobre el proceso de escritura del propio texto.
Tal vez todos estos aspectos se hayan tratado de una manera superficial, pero es que se trata de alumnos de 15/16 años. No se podía pretender más, pero supongo que tampoco menos. Mi objetivo creo que se ha cumplido: que mis alumnos de 4º leyeran una novela actual y original, bien construida, que les haya hecho pensar no sólo sobre aspectos argumentales, sino también sobre aspectos estructurales, de construcción del texto.
Por supuesto que no todos los lectores han estado ni al mismo nivel lector, ni en el mismo nivel de interpretación ni valoración del texto. En este sentido he de decir que me interesan todos mis alumnos como lectores, pero me interesan especialmente, y a ellos creo que debemos dirigirnos en determinadas ocasiones, aquéllos que reciben lo que les ofreces, que se sienten interesados, que cuando les dices que esta novela de Cercas es literatura, y que La sombra del viento —que muchos han leído, por cierto—, no lo es en el sentido que lo es ésta, te preguntan, quieren saber; aquellos alumnos a los que ves con libros, que te preguntan por títulos, por autores, que te dicen haber leído esta novela o esa otra. Los otros, los indiferentes, los que apenas sienten interés por la lectura, tendrán que leer otras cosas de menor calado, “divertidas” en el sentido más fácil del término, y dejar que poco a poco lleguen a donde los otros ya llegaron o van a llegar. O no.

PS: No tengo muy claro qué es eso de literatura juvenil. No voy a entrar en planteamientos académicos, pero creo que es simplemente aquella literatura que puede leer, y gustarle, un lector joven, con inquietudes, con ganas de conocer y acceder a otras lecturas que no sean las manidas lecturas juveniles. Si La velocidad de la luz la han leído alumnos de 4º de ESO y les ha gustado a algunos, como ocurrió con Crónica de una muerte anunciada, pues estas novelas pueden ser consideradas aptas para esos lectores. Hago esta afirmación con ciertas reservas, pues entiendo que un chico de 16 años no es un lector adulto y maduro, pero puede estar en el camino, y convertirse en ello con el tiempo.

4 comentarios

Âme Noire -

No son todos los gatos pardos... Quiero decir con eso que no todos los adolescentes aborrecemos la lectura, los hay que, como yo, crecimos y vivimos con ella. Nos dedicamos a ella. Es nuestra compañera y amante, y no por ello la rechazamos cuando nos decepciona o la idolatramos cuando nos encubre de nuestros problemas. Es una amiga, una razón, un punto clave en nuestras vidas de, si, quizá anormales seres que pululan institutos o escuelas secundarias. En fin, no consideren tan vagamente la generación que viene. Somos el futuro, y bastante críticos como para darnos cuenta solos, que somos cuatro gatos, mal contados, que tiramos del carro, pero que estamos... Ni más, ni menos.

Sincèrement,

Âme Noire

Vailima -

Por cierto, ayer entré en mi librería (que no es mía sino sentimentalmente mía) y ví la novela. Me acordé de tí y la compré. Voy por la mitad.
Gracias

rythmduel -

Te felicito por tu esfuerzo, no todos los profesores se atreven con una actividad como ésta. Creo que el esfuerzo vale la pensa si has conseguido que alguno de tus alumnos se animen con la literatura.

Vailima -

Pues enhorabuena por los resultados y felicidades por la intención. Tio Petros y yo tenemos cuatro chicos de 15, 14, 12 y 9. Ninguno lee otra cosa que los "aburridos" libros que les mandan en el cole y el peque es el único que a voluntad propia lee y se interesa. En casa (se podría decir) no hacemos (Tio Petros y yo) otra cosa que leer. Libros hay para dar y regalar y el hábito... ¡en fin! pero no se les pega nada. Un asco. Al de 12 le compramos el MARCA para que lea, los Harry Potter me los he leído yo todos, las novelas juveniles de Ruiz Zafón están en su estantería (una vez que yo me los he leído) y ni por esas. Confío, deseo de verdad, que para alguno de ellos haya salvación. En esas estamos.
Un saludo