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Leyendo a la sombra

Navidad en el distrito ario (diciembre de 1942)

Navidad en el distrito ario (diciembre de 1942)

El periodista polaco Henryk  Ryszewski no era judío. Vivía en Varsovia, en el distrito ario, muy cerca del gueto. Era un ferviente antisemita, pero esta actitud cambió cuando empezó a conocer el comportamiento de los alemanes en Polonia y especialmente en Varsovia, la capital, donde vivía.

Allí, en el número 7 de la calle Novy Zjazd, él e Irena, su mujer, escondieron a 13 judíos del gueto, con los que celebraron la Navidad de 1942, bajo la amenaza permanente de ser descubiertos o delatados por vecinos que buscaban una ganancias fáciles.

El propio Ryszewski nos lo relata así: Nos vimos rodeados por todas partes  por una omnipresente vigilancia, perfectamente organizada, que había aprendido en la mejor escuela. Las escaleras de los grandes edificios de alquiler se hicieron transparentes como el cristal. Un gran ojo lo veía todo, lo atravesaba todo, lo observaba todo sin cesar, siempre estaba en el lugar y el  omento oportunos. Desde que habíamos escondido a fugitivos del gueto en nuestra casa, sentíamos con fuerza la presencia de ese gran ojo. ¡Deseábamos ardientemente formular un conjuro para convertir a los proscritos en invisibles, impedir que pudieran verlos todas aquellas personas con las que nos cruzábamos en el portal, por mucho que fueran personas de confianza o seres queridos! Y es que en aquellos tiempos no era posible fiarse de nadie, ni siquiera de los parientes. Estaba en juego la vida y la seguridad de las personas a las que dábamos refugio.

Como pueden leer, Ryszewski no dice “estaba en juego la vida de todos nosotros” en su relato de aquellos hechos. Sólo se está refiriendo a las personas que tiene escondidas en su casa y que celosamente oculta de las miradas de los demás. Esta actitud moral le valió el reconocimiento en 1972, después de su muerte, del Instituto Yad Vashem de Jerusalén, concediéndosele el título de Justo entre las Naciones.

2 comentarios

Meritxell -

Me ha recordado este post a los vecinos que salen en la película "El pianista", de R. Polanski, que son un segundo peligro, después de los alemanes, y no sé qué daba más miedo al protagonista. Ese miedo atroz por no hacer ruido en una casa cerrada a cal y canto; ese sentir pasos en la escalera y siempre temiendo lo peor; dispuesto al suicidio en el caso de ser descubierto...
Me sobrecoge esa escena del que se cree capturado y ya no tiene ni un ápice de esperanza de sobrevivir en esa vida dura en Varsovia.

No está mal recordar esos buenos sentimientos en personas olvidadas hoy que hicieron tanto bien a otras, sin esperar nada a cambio. Esa es la auténtica Navidad.

Felices fiestas para ti y tu familia.

Un fuerte abrazo.

Portorosa -

Y de nuevo nos encontramos con que no sólo los principales culpables tuvieron un comportamiento atroz. Estos vecinos, polacos, ¿les dirían después a sus hijos y nietos que ellos sufrieron la ocupación y fueron unos valientes?
Es fácil hablar desde la seguridad, lejos del miedo y la miseria; pero en esas mismas condiciones hubo personas que mantuvieron las ideas claras, la dignidad y la bondad, mientras sus vecinos se hacían policías colaboradores, vigilantes o delatores.

Por cierto, no se ve bien el post, y tal vez es eso lo que hace que no haya referencia a libro alguno.


Un abrazo.