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Leyendo a la sombra

La venganza, la pena y el amor

La venganza, la pena y el amor

 

 

 

 

El amor no tiene origen, era antes del principio. El odio, en cambio, siempre tiene una causa.

 

    El sentido de una novela no se reduce a la valoración e interpretación puramente subjetiva que el lector hace en su lectura, sino que depende de un proceso de conocimiento. Y para que este se lleve a cabo, parece necesario saber datos del momento histórico en que lo narrado tiene lugar, pues la obra existe en un contexto concreto, así como aquellos aspectos estructurales del edificio narrativo que constituyen la parte formal de la novela.

    Dicho esto, podemos convenir en que muchos lectores actuales de novelas leen estas para poder entender mejor al hombre y al mundo, para, en última instancia, entenderse mejor a sí mismos. La literatura, entonces, y especialmente la novela, es no solo una fuente de placer, sino también de conocimiento para una parte importante de lectores que leen con un fin: encontrar el sentido de la obra, desechando una lectura superficial, para dejar que aflore el pensamiento del autor.

    En El relámpago inmóvil, novela de Pedro García Montalvo, lo narrado se articula en torno a esos ingredientes que hacen que el lector se sumerja en la lectura del texto buscando el sentido último del mismo; esos ingredientes son tres temas que cruzan la novela y la arman de principio a fin: la venganza, la pena y el amor. Temas que provocarán la reflexión en el lector y que lo llevarán más allá de la lectura del texto. Una novelas de esas que al pasar la última de sus páginas el lector siente que le ha dado algo, aunque no sea capaz de saber con exactitud qué es ello.

    La acción transcurre en Madrid, a lo largo de unos meses del año 2003, época en la que se entrecruzan dos historias que tienen como protagonistas a personajes de la burguesía acomodada de la ciudad: de una parte el maduro empresario financiero Cecilio Toval, y de otra el viejo senador Mateo Salazar. Toval se siente perjudicado por Salazar, quien en su condición de senador promovió una investigación sobre temas urbanísticos que ha afectado al empresario hasta el extremo de hundir a su familia; incluso uno de sus hijos se encuentra ingresado en un sanatorio psiquiátrico gravemente enfermo como consecuencia de una crisis nerviosa sufrida a raíz de la investigación que echó por tierra un negocio inmobiliario de su padre.

    Toval quiere vengarse del senador, al que considera fuente de todo sus males, y para ello no duda en hacerle daño a través de los seres más queridos de este, su hijo Adrián y su mujer, Inma, que conforman un matrimonio abatido por la pena de la pérdida reciente de sus dos hijas en un accidente mientras esquiaban en la sierra.  Este matrimonio está empezando a salir del pozo de dolor en que estaban sumergidos.

    La novela va creciendo en intensidad a medida que el lector se adentra en la historia y el armazón temático se va desplegando de manera poderosa: la venganza es el motor que alimenta los actos del empresario Toval, aunque a veces tenga dudas sobre ella; la pena honda ha anidado en el matrimonio formado por Adrián e Inma, y el amor entre ellos y hacia sus hijas es la única salida a su dolor.

    De nuevo la eterna lucha entre el bien el mal, lo premeditado y el azar, y el peso del pasado, que ejerce su influencia en los actos de todos los protagonistas.

    El relámpago inmóvil es una novela abierta a la esperanza y a la superación del dolor, pero también es una novela en la que se ponen de manifiesto las zonas oscuras de sus personajes protagonistas, en las que cada uno de ellos siente su propia soledad y palpa el sinsentido de la existencia. Seres en el límite que le hablan al lector de lo azaroso de la vida, de esas pulsiones que conducen la existencia por los derroteros de la felicidad o del tormento.

    Mención especial merece la última parte de la novela, el momento en que Toval decide, después de dudarlo, desencadenar de manera inmisericorde su venganza. A partir de ahí, la narración adquiere un ritmo diferente, y la técnica de las secuencias simultáneas y la viveza narrativa conducen el texto hasta el final de manera impecable.

    Esta novela de García Montalvo no defraudará al lector exigente, aquel que busca el sentido de lo narrado más allá de lo leído, para quien la lectura de un texto debe ir más allá del mero entretenimiento, aquel que no ignora que novelas como esta encierran de alguna manera una visión de la condición del hombre que el buen lector trata de descubrir en la lectura.

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Pedro García Montalvo, El relámpago inmóvil.

Editorial Destino. Barcelona 2009

357 pág. 19.50 €

 

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