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Leyendo a la sombra

Cinco apuestas para hoy

Cuando esta tarde se acercó a echar las cinco apuestas de lotería primitiva que invariablemente juega todos los jueves, al otro lado del cristal blindado la mujer a la que llevaba varias semanas sin ver había vuelto.

El gesto mecánico de depositar el billete de cinco euros adquiría hoy un tinte extraño. La mujer se cubría la cabeza con un pañuelo de flores y deambulaba de un lado a otro como ensimismada en pequeños quehaceres.

Él no sabe nada de ella, apenas su nombre, que ha oído muchas veces en boca de otros clientes: Mamen. Pero esta tarde, sin saber por qué, ha pensado que tal vez tenga hijos, y al salir de aquí les hará algo de cena, tal vez comente con su marido algo sobre el calor que está haciendo en Madrid y más tarde se sentará delante de un televisor y parecerá concentrada en la pantalla, aunque su mente esté en otra cosa, acaso en nada.

La cola de clientes avanzaba hacia la ventanilla y él ha recordado el breve diálogo que ha mantenido con ella desde hace años casi todos los jueves:

—No tiene premio.

—Cinco apuestas para hoy, por favor.

—Suerte.

—Gracias.

Pero hoy no atendía la ventanilla y parecía estar ocupada en otra cosa al otro lado de la pecera. Ha sido otra mujer, más joven, la que lo ha atendido.

Cuando ha recogido su boleto y depositado el billete la ha mirado de soslayo, en busca de la expresión de sus ojos. Le hubiera gustado que lo hubiera atendido ella, como en otras ocasiones, y después del gracias haberle deseado a ella suerte, mucha suerte también.

1 comentario

Diego -

Me encantan los cuentos de este "tamaño" y me gusta mucho el tuyo.

También te invito a visitar mis blogs donde desarrollo una historia de...bueno, échale un vistazo si tienes tiempo.

salud y letras