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Leyendo a la sombra

Javier Gutiérrez, Un buen chico

Javier Gutiérrez, <em>Un buen chico</em>

Javier Gutiérrez, Un buen chico

Edit. Mondadori. Barcelona 2012. 139 páginas. 15,90 €

 

      Polo camina una tarde de invierno por una céntrica calle de Madrid. Entre la gente con la que se cruza reconoce a Blanca, una antigua amiga a la que hace diez años que no ve, desde que sucedió un terrible y brutal acontecimiento que ocasionó la disolución del grupo de música en el que los dos tocaban con otros compañeros de la universidad. La mujer no lo reconoce y él decide seguir su camino. Pero por un impulso la sigue y empieza a recordar hechos de un pasado que sigue vivo en él, que de alguna manera lo persigue;  y cree reconocer en la visión de Blanca una especie de conexión con ese pasado que todavía habita en él. Cuando Blanca está a punto de entrar en el portal de su casa el hombre la llama. Lo que parece una conversación anodina entre dos viejos amigos que se reencuentran, terminará llevando al lector hacia otro tiempo que se levantó sobre la mentira, que hace que la vida de Polo no pueda seguir adelante, pues está lastrada por esa mentira.

      Así arranca la tercera novela de Javier Gutiérrez (Madrid, 1974), una hábil construcción de piezas que el lector deberá ir encajando. Una voz narrativa en segunda persona mezclada con la de un narrador impersonal va desgranando unos hechos que tienen como protagonista a Rubén Polo. Esa voz va mostrando al lector la realidad a medias, por lo que tal vez haya quien piense que está ante una novela de misterio. Ciertamente, misterio hay, un misterio terrible, pero no es esta una novela de misterio, sino uno novela psicológica sobre la culpa y la impunidad, un viaje a lo más oscuro y terrible del ser humano. Y todo en menos de ciento cuarenta páginas.

      Tanto por la historia que se narra como por cómo se narra, esta novela merece la pena y no dejará al buen lector indiferente. Es más, me atrevo a decir que el buen lector se sentirá perturbado cuando lea las páginas finales del libro, y más de uno recordará lo que se conoce en algunos ámbitos clínicos y judiciales como violación química. Maldito Rohipnol...


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