Blogia
Leyendo a la sombra

Vamos a leer La velocidad de la luz

Les he propuesto a mis alumnos de 4º de ESO (16 años) para este mes de mayo la lectura de la última novela de Javier Cercas. De este autor ya había leído El inquilino y Soldados de Salamina, ambas me gustaron. Esta última me ha parecido una novela excelente y creo que a algunos de mis alumnos les puede llegar a gustar.
Cuando en clase recomiendo la lectura de algún libro intento dejar claro que las razones que aduzco son estrictamente de índole personal, procuro razonar por qué me ha gustado tal o cual obra, cuáles son las bondades que a mi juicio tiene y por qué recomiendo su lectura. Insisto en que quede claro que uno se mueve por sus propias apreciaciones, y cuando planteo una lectura intento que los lectores sepan qué vamos a leer y qué podemos encontrar ahí.
Anteriormente, a este grupo de 4º les di la posibilidad de elegir entre La metamorfosis, Crónica de una muerte anunciada o Los cachorros. La mayoría se decantó por Kafka, una parte importante leyó a Gabriel García Márquez, y sólo una alumna leyó a Vargas Llosa.
Ahora les he dicho que la decisión corría de mi cuenta y todos van a leer La velocidad de la luz.
Algunos me han preguntado por qué vamos a leer esta novela, y, entre otras consideraciones, les he dicho que vamos a leerla porque en ella se plantea un interesante viaje, un recorrido, y porque en ese viaje la novela se orienta hacia la explicación de un yo, el de un narrador que nos habla sobre la escritura. Es una novela en la que se reflexiona sobre hacer una novela, sobre la escritura. Y también es la novela de una amistad, la del narrador con un excombatiente de Vietnam, que recorrerá toda la obra. Se trata de una novela de indagación psicológica, en la que se construyen y reconstruyen dos mundos principales, el del narrador-escritor y el del excombatiente, además de otros mundos de menor rango. Y la percepción de ese universo narrativo es toda una prueba para el lector.
Ya sé que es un reto leer y entender esta novela, pero puede ser placentero enfrentarte a un texto complejo y llegar a entenderlo. Leer es un arte, como afirma José María Merino, un arte que se construye leyendo y en el que influye poderosamente el contagio, pues sólo los buenos lectores pueden transmitir el encantamiento de la lectura y despertar su gusto en los jóvenes (*). En fin, ya veremos si lo que tengo de lector ha sabido contagiar ese entusiasmo a una parte de mis alumnos y son capaces de entrar en algunos interticios de esta novela y disfrutar con su lectura.

(*) "Leer, aventura y arte" en Ficción continua, edit. Seix Barral, Barcelona 2004.

0 comentarios