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Leyendo a la sombra

Interiores vacíos

Interiores vacíos He vuelto a Ámsterdam para contemplar nuevamente este cuadro, el interior de la iglesia de Saint Bavo, del pintor holandés Pieter Jansz Saenredam. Ahora estoy solo frente al cuadro, es casi la hora de comer y los visitantes buscan discretamente la salida. La otra vez lo vi hace unos años con Luisa, mi mujer. Vine hasta aquí traído por ella.
El verano anterior a aquel año, un verano extrañamente caluroso, visitamos Sevilla. Una tarde fuimos a la catedral, Luisa no había querido dormir la siesta en el hotel y me propuso buscar el frescor del interior del monumento. Paseando por la nave central reparé de pronto en que no había nadie, estábamos sorprendentemente solos. Cuando abracé su cintura pareció extrañarse y me apartó suavemente. Fue entonces cuando oí hablar por primera vez de Saenredam. Luisa me habló de sus interiores de iglesias vacíos, de lo interesante de su pintura, incluso tan interesante como la del famoso Vermeer. Afirmó que esos interiores sin nadie, como el de la catedral en aquellos momentos, había que interpretarlos como parte de la historia de la subjetividad y de ahí, afirmó, lo interesante de esta pintura, pues ya en el siglo XVII se nos habla de la desaparición del sujeto.
Apenas entendí lo que me decía y renuncié a volver a abrazar su cintura. Recorrimos en silencio las naves de la iglesia y volvimos al calor sofocante del exterior. Cuando íbamos hacia el hotel me propuso ir el verano próximo a Ámsterdam para ver la obra de este pintor de interiores vacíos.
Aquel verano en Ámsterdam fue el último que pasamos juntos. Habíamos ido hasta allí a conocer la obra de aquel pintor del que me habló una tarde en Sevilla y cuyo nombre ni siquiera recordaba entonces. Cuando contemplábamos este cuadro me habló de un tal Ettore Majorana. La miré sorprendido, sin entender nada. Majorana, repitió, un físico italiano. No tenía ni idea de quién me estaba hablando y empecé a pensar que empezaba a no entender lo que estaba pasando. Sí, soy físico, concedí, pero en este momento no sé de quién me estás hablando, tal vez haya oído hablar de él en alguna ocasión, pero ahora no me suena de nada. Me sorprendió que mi respuesta provocara esa cara de desolación en Luisa, pero lo cierto es que me sentí mal. No creo que no saber quién es ese Majorana sea tan importante, añadí.
Luisa inició ante el cuadro un delirante monólogo sobre la identidad y el yo, me habló de la desaparición de Majorana, de escritores como Salinger y Robert Walser, de la perspectiva del cuadro y de la vida, y repetía constantemente la palabra necesidad. Yo cada vez entendía menos pero no dije nada, me limité a escuchar, esforzándome por comprender lo que estaba diciendo. Por la tarde, en el pequeño hotel en el que nos alojábamos, cuando la abrazaba, noté algo extraño en su piel que nunca antes había percibido, o tal vez sólo fuera mi imaginación, pienso ahora.
Bajó a la calle a comprar unas postales para los amigos. Cuando horas después, antes de acudir a la policía, pregunté en recepción por ella me dieron esta nota que aún conservo y que siempre llevo conmigo: No me busques, nunca me encontraste. Habían pasado exactamente nueve años desde que la conocí.
Contemplando otra vez el interior de la iglesia de Saint Bavo, intento recuperar el sentido de mi vida. Sé que hay algo que se me escapa de todo esto, pero aún no sé con certeza qué es. Pienso en el interior del cuadro de Saenredam y en Ettore Majorana mientras releo la nota que me dejó, lo último que tuve de ella, tanto, que aún es capaz de llenar mi interior vacío.

6 comentarios

Portorosa -

Es genial, que Gatito desee que algo no acabe nunca, y la expresión de su deseo se repita sin cesar.

Gatito viejo -

Lo siento, se multiplicó ...

Gatito viejo -

Tienes el poder de intrigarme con tus relatos .Siempre queda el deseo de saber más ,de que el relato no acabe nunca . Te felicito , está muy bien .Me ha gustado mucho .Saludos

Meritxellgris -

A mí me ha gustado también mucho.Hacía mucho tiempo que no entraba en tu blog a leer porque las obligaciones siempre primero y el curso escolar ya comenzado nos trae locos. Un abrazo, te seguiré leyendo cuando pueda.

Jose - el primo- -

Primo, se me ha perdido tu mail tio. Escribeme. Esta muy bien tu blog. Entras en los blogs recomendados de la web de octubre. Abrazos. Jose.

Portorosa -

Qué bien, Lector. Me ha encantado, me ha encantado.