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Leyendo a la sombra

Lázaro Cárdenas. Contra la derrota del olvido

A finales de 1939 unos 300.000 refugiados republicanos habían escogido el camino del exilio definitivo, bien en Francia, bien en otros países de Europa o en América. Entre 140.000 y 180.000 habían regresado a España para caer en las manos de Franco.
Los refugiados en Francia, en condiciones más que penosas en duros campos de concentración (en el de Saint-Cyprien se hacinaban más de 90.000 hombre), tienen la opción de reemigrar a otros países. De entre todos los de habla española, México fue el país que ofreció la hospitalidad más generosa.
Los gobernantes de la República en el exilio no sufrieron en su mayoría los padecimientos ni las vejaciones de los campos franceses pero tampoco se libraron de las amarguras del exilio. El expresidente Azaña enfermó enseguida en la localidad donde se refugió, Collonges, y en octubre de 1940 se instaló en Pyla-sur-Mer, localidad cercana a Burdeos, desde donde tuvo que ser trasladado a Montauban. Allí falleció el 4 de noviembre, y fue enterrado cubierto por la bandera de México porque el prefecto de la ciudad prohibió que lo fuera por la bandera republicana y pretendió que se cubriera el féretro con la bandera de Franco, en ese momento, el embajador mexicano se encaró con el funcionario petenista y le dijo: "Pierda cuidado, señor prefecto, no insisto más sobre el caso. Lo cubrirá con orgullo la bandera de México; para nosotros será un privilegio; para los republicanos una esperanza, y para ustedes una dolorosa lección."
Se celebra estos días, del 3 al 7 de octubre, en Madrid un homenaje a Lázaro Cárdenas, el presidente de México, país que acogió con los brazos abietos a miles de exiliados republicanos españoles.
Cuauhtémoc Cárdenas afirmó: "México sólo hizo lo que debieron hacer todos" .
Estas palabras del nieto del presidente mejicano, recordadas ahora, no hacen sino aumentar la gratitud hacia la persona de su abuelo, el presidente Cárdenas, así como a su gobierno y su pueblo en aquellos infaustos años del exilio republicano, cuando miles de españoles, que se hacinaban en campos de concentración franceses, tuvieron la posiblidad de ser acogidos por el país centroamericano y desarollar allí una intensa labor cultural. Los republicanos españoles encontraron en México la comprensión y el apoyo que las democracias europeas les negaron. No obstante, fueron muchos los que acabaron su viaje en los campos de concentración y exterminio alemanes.
El exilio es hoy uno de los aspectos más desconocidos de nuestra historia reciente. Pero desconocido no significa olvidado del todo. Creo que es de justicia hoy reconocer en la persona de Lázaro Cárdenas todo el apoyo que el pueblo mexicano prestó a aquellos hombres y mujeres que habían sufrido dos derrotas: la de la guerra y la del exilio. Reivindiquemos su memoria en paz y no contribuyamos a la mayor de las derrotas posibles: la del olvido.

1 comentario

Gatito viejo -

Me sumo a ese homenaje.Siempre hay que recordar los nombres importantes por su condición humana . Saludos