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Leyendo a la sombra

John Boyne, El niño con el pijama de rayas

John Boyne, <em>El niño con el pijama de rayas</em>

Entre los libros de ficción más vendidos en las últimas semanas está El niño con el pijama de rayas, de John Boyne (Dublín, 1971). Es una novela que tiene como tema el Hocausto, pero esta vez la novedad está acaso en que el texto va dirigido a jóvenes lectores.

    Ahora que han visto la luz en estos días las novelas Las benévolas, de Jonathan Littel (Edit. RBA. Barcelona, 2007. 992 páginas) y Los hundidos, de Daniel Mendelshon (Edit. Destino. Barcelona, 2007. 709 páginas) y con el recuerdo todavía fresco de Suite francesa, la magnífica novela de Irène Nèmirovsky, no deja de resultar cuando menos curioso que esta novelita, de poco más de doscientas páginas y dirigida a un tipo de lector tan concreto, se haya encaramado al número uno de la lista de ventas de las últimas semanas.

    El niño con el pijama de rayas es una novela bastante plana, con un lenguaje deliberadamente infantil, en la que se narra la historia de Bruno, un niño de nueve años cuyo padre es un militar de alta graduación en el ejército alemán. Bruno vive con sus padres y su hermana Gretel en Berlín, protegido por esa seguridad de pertenecer a los elegidos, aunque él no sepa muy bien qué significa eso. Pero un día su padre, que es uno de esos elegidos para los que está reservado el porvenir, es trasladado por “el Furias” como jefe a un extraño lugar, lejos de la ciudad, feo y gris, en mitad de ninguna parte, que el niño llama "Auchviz". Cuando Bruno mira por la ventana ve una alambrada, ya no ve las calles y jardines de Berlín que tanto le gustaban. Aburrido, decide investigar por su cuenta, pues es un auténtico explorador al que le interesa conocer qué hay detrás de esas alambradas, en donde ha visto a hombres vestidos con un pijama de rayas. Es así como encuentra a Shmuel, un niño de su misma edad, con el que se verá a escondidas, ya que Bruno solo quiere tener un amigo con el que jugar. Esos encuentros casi diarios terminarán en un final que quiere ser sorprendente, y que no hace falta ser muy perspicaz para intuir.

    Si el lector busca el impacto del campo de concentración en un niño, o el despertar a una realidad brutal y criminal y por tanto incomprensible, o la toma de conciencia, no lo encontrará en el texto, pero lo puede añadir en su lectura. La contextualización de lo narrado no es difícil.

    Una buena parte del mérito de esta novela está en haber acercado el tema de la Shoá a los lectores jóvenes —que muy posiblemente se acerquen también al diario de Ana Frank—, y tal vez haga nacer en ellos un interés por esta cuestión que les lleve más adelante a leer otro tipo de libros. Por otra parte, el autor tampoco es un superviviente, como ocurre con estos textos, pero lo que realmente hace falta es saber contar una historia con una mínima dosis de talento, y eso sí parece que lo hay en John Boyne.

    Lo literario de esta novela (y he de reconocer que no es mucho) no le viene de la mezcla entre verdad y ficción, como reclama Jorge Semprún, para que el lector no sólo se informe sino que comparta los sentimientos de los testigos. Aquí todo es ficción, pero el fondo en el que late la historia es verdad.

    Lo meritorio del texto, repito, es acercar el tema del Holocausto a los jóvenes a partir de los trece o catorce años; y por las cifras de ventas, se evidencia claramente que el libro también está llegando a un público adulto. Me pregunto si este público no se dejará conmover excesivamente por lo que de sentimental hay en el texto y será capaz de llegar a una reflexión más profunda y a otras lecturas y comprenderá lo que Annah Arendt denominó la banalidad del mal.

    Pero esto ya es otro debate, mucho más complejo, que abarca a otras representaciones artísticas de la barbarie nazi: ¿es posible poder representar lo que fue el Holocausto con películas como La lista de Schindler (1993) o también es posible hacerlo con La vida es bella (1997)?

    Este dilema lo podríamos trasladar perfectamente a la Literatura. No obstante, hemos de reconocer algo indubitable: la contribución al conocimiento y comprensión del Holocausto de la película de Spielberg, que ha dado lugar a toda una representación mental del mismo.

    La francesa Charlotte Delbo puso estas palabras al frente de su monumental Auschwitz y después (Edit. Turpial. Madrid, 2004. Tres volúmenes): “Hoy no estoy segura de que lo que he escrito sea verdad. Estoy segura deque es verídico.” Que el lector atento no lo olvide.

    Como contrapunto, en este video pueden ver al “Furias” en su refugio de verano, el Nido del Águila. Sonrisas, sol, aire puro, charlas, paseos…

 

John Boyne, El niño con el pijama de rayas

Edit. Salamandra. Barcelona, 2007.

219 páginas. 12.50 €.

 

 

15 comentarios

Martina -

Tengo 12 años y he visto hace poco la pelicula. La verdad que me gusto mucho! me imagine el final, pero tampoco creia que fuera asi. Me sorprendio!
Quise ver la pelicula porque ya sabia la historia del Holocausto, ya que lei el Diario de Anna Frank y me encanto.

Saludos!!

eva -

este es uno de esos libros que te ispiran para saber mas cosas
me ha encantado
merece la pena leerselo
si tuviera que recomendar algun libro siempre recomendaria este
un cordial saludo


anonimaa -

este libro me ha expresado cosas que otros libros no expresan estoy bastante interesada en la época de hitler y este libro ha aconseguido emocionarme .
es el mejor libro que me he leido y nunca lo olvidare espero que estrenen la pelicula.

bruno siempre me acordare de ti.

JACINTA -

PODRIA PONER EN LA PAGINA UN RESUMEN DEL LIBRO



PORFAVOR



ENRI -

He leído el libro El niño con el pijama.... Es el reflejo del holocausto nazi con los ojos inocentes de un niño. Francamente me emocionó. espero quem estos hechos no se olviden y además aunque millones de años pasen no podrán ser perdonados los culpables de todo aquello. Hay pequeños holocaustos de eses hoy en día y parece que pasan inadvertidos.

Anónimo -

es totalmente predecible y no lo veo dirigido al un público juvenil, pues quien no haya leído nada sobre el tema, no sabe por donde van los tiros.

Alicia -

Me acabo de leer el libro, en tansolo 3 dias me lo he leido, ya que me mantenia enganchada. A mi me a parecido que es una magnifica historia, y que muestra muy bien la epoca de hitler desde el enfoque de un niño de tansolo 9 años como es Bruno.

Un saludo.

monica -

Estoy leyendo este libro en estos días. De momento me tienen bastante enganchada el hecho de que la visión de los niños predomina por encima de todo lo demás.
Creo que es un visión diferente y totalmente lícita de la guerra. Me recuerda a la Vida es Bella. Una película con un carisma especial.
He oído hablar de la sorpresa final, y ya tengo ganas de llegar a ella, la verdad.
Cuando lo termine ya lo comentaré.
Mónica

Sergi Bellver -

Clave esta frase: "Si el lector busca el impacto del campo de concentración en un niño, o el despertar a una realidad brutal y criminal y por tanto incomprensible, o la toma de conciencia, no lo encontrará en el texto, pero lo puede añadir en su lectura."

Y es que a veces hay lectores demasiado generosos con los libros que leen, lectores ya "muy leídos" que aún así los contextualizan. Pero para mí eso va en demérito del autor. Una cosa es dejar margen para la inteligencia del lector, y otra muy distinta presuponer que conocerá todo lo no dicho.

Por cierto, resulta estremecedor ver esos vídeos (el siguiente con su perro en el menú de Youtube) e imaginar qué pensaría de ellos un niño que no tuviera noticia de lo sucedido. Un hombre educado, amante de la naturaleza y tierno con los animales.

Es terrorífico.

pd: ¿el ex-terrorista Moa también pía acerca de la negación del Holocausto? Pensaba que sólo trasteaba en nuestro patio. Pues que no hable mucho en Alemania. Es delito. Y me parece lo mínimo, imaginen sino lo que podrían pensar los niños el día de mañana, si se les administra la realidad a conveniencia. Por píldoras (sin cianuro, como en el búnker de Hitler, pero letales para su libertad).

FranciscoOrtiz -

Importante es que se vea el tema, se recuerde, porque hay algunos empeñados en negar la realidad, como los Moa y compañía.

Portorosa -

Bueno, pues ya está. Vine a leer tu post con el mosqueo de si habrías puesto muy bien el libro, pero ya veo que no.
Para mí no está demasiado bien. Me parece que no dice casi nada, y que la relativa sorpresa del final sólo justificaría un relato, no una pretendida novela.
La verdad es que, a pesar del tema, no he podido evitar que me pareza un poco chorrada...

Un abrazo.

patsy -

"Cocktail Bukowski"


Aquel día
Había vestido mi cuerpo
sin el alma,
Había vestido mi cuerpo
sin la alegría,
Me lavé los dientes
Y olvide la sonrisa en el lavabo,
Me lavé las manos
Y deje mi tacto en la toalla;
En ese día
Después del trabajo me fui a dormir,
Acosté mi cuerpo
Y volví a encontrar el alma.
Al día siguiente
Me vestí el alma
Y deje olvidado medio cuerpo
Y la memoria en el secador del pelo...
Y algo inolvidable que no recuerdo sucedió:
Porque hoy tengo el alma mutilada
Y ni siquiera tengo el cuerpo.

(Tiago Nené - poeta portugues - www.tiagonene.pt.vu)


Patricia

escriptorum54 -

Libro leído. Totalmente de acuerdo con tu opinión. Lo he leído porque me lo han regalado.
Está claro que ha habido un acercamiento del hecho del Holocausto a los jóvenes pero desde una perspectiva tan infantil, que no hay muy pocos momentos de realismo.
Bruno es demasiado ingénuo y su amigo Shmuel parece tan agotado, tan débil que no es capaz de explicarle lo que sucede detrás de la valla, aunque dudo mucho que no lo sepa.

Para mí ha sido un libro más.

Portorosa -

Por una vez, me he comprado el libro antes de saber de tu consejo.
Así que no te leo hasta que lo lea, que no sé si dices demasiado de él.

Un abrazo.

escriptorum54 -

Pensé que había dejado un comentario pero ya veo que no.
Me acaban de regalar el libro, cuando lo lea, te diré lo que me ha parecido.
De momento, gracias por la reseña.