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Leyendo a la sombra

Se te ve muy feliz

La intuición del engaño se convirtió en certeza instantes después de oler aquel perfume que me regaló unos días más tarde. Su sonrisa empezó a ser definitivamente de idiota después de un corto pero definitivo proceso de parecer de idiota. Desde entonces decidí dedicarme a él plenamente: ahora soy una mujer extremadamente complaciente en todo y con todo; hace meses que apenas pronuncio la palabra “no”, que he dejado de indagar en sus gestos, sus miradas, sus palabras, buscando significados ocultos en significantes carentes de ellos. Hace meses que abandoné la ironía. Mi vida está dedicada enteramente a él. Quiero lograr que sienta un remordimiento total, redondo, absoluto y perfecto, la semilla del odio. Mi madre me dice a veces que se me ve muy feliz.

1 comentario

Meritxell -

Cómo engañan las apariencias...