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Leyendo a la sombra

¿Es útil la poesía?

¿Es útil la poesía? La cara económica que define nuestras costumbres sociales ha identificado utilidad con negocio, con ganancia rápida, llegándose incluso a cargar de carácter negativo el concepto de utilidad, sobre todo en arte, ya que la belleza y la profundidad humana han venido siendo los primeros sacrificados en el utilitarismo negociante de las sociedades industriales. Sin embargo, ¿no es una torpeza trazar nuestro destino, aunque sea a la contra, en relación con un mundo prestado?, ¿no es una torpeza consagrarse al territorio de la inutilidad?, ¿no es posible mantener otro concepto más ancho de utilidad, una utilidad que exprese maneras distintas de entender la vida? Dejando a un lado los negocios y muchas de las implicaciones de las costumbres burguesas, ¿es útil conocerse, entenderse con uno mismo, tener más datos sobre las reglas de juego de nuestra propia existencia? ¿Es útil estar informados de nuestra historia, de nuestro corazón, de nuestras posibles razones? En sus Observaciones sobre el sentido de lo bello y lo sublime, Kant afirmaba: «es corriente denominar sólo útil a lo que satisface nuestra más grosera sensibilidad, lo que puede proporcionarnos abundancia en comida y bebida, lujo en el vestido y los muebles y esplendidez en la hospitalidad, aunque no comprendo por qué lo deseado por mis más vivos sentimientos no se ha de contar igualmente entre las cosas útiles». Pues bien, la poesía es inútil porque vivimos en una sociedad grosera, donde las necesidades creadas tienen muy poco que ver con el talento y con las posibles fronteras de nuestro deseo; la poesía es inútil porque el conocimiento de los demás invita a la solidaridad y la carrera por cubrir falsas necesidades exige otra cosa, competidores, alimañas carnívoras, habitantes de una sociedad donde es mejor guardar secretos, estar desinformados, tener las manos más libres y la conciencia más tranquila; la poesía es inútil, como las humanidades en general, porque se gobierna mejor a los incultos, son más dóciles, se toman menos en serio su propia dignidad.
Y la poesía es inútil porque los poetas, como forma de rechazo a la utilidad grosera, se han consagrado a la inutilidad, sin plantearse un sentido más digno y poético de lo útil.
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Fragmento de ¿Por qué no sirve para nada la poesía? (Observaciones en defensa de una poesía para los seres normales), conferencia leída por Luis García Montero en la Biblioteca de Andalucía, Granada, el 23 de abril de 1992. El texto aparece en Por qué no es útil la literatura, Luis García Montero y Antonio Muñoz Molina. Edit. Hiperión. Madrid, 1993. 76 páginas.

4 comentarios

niña -

Muy buena la colaboracion Muñoz Molina-Garcia Montero

Gatito viejo -

También a mí me ha pasado , creí que lo habías escrito tú .De todas formas al elegir este texto te haces eco de sus opiniones .También yo estoy totalmente de acuerdo con ellas .Saludos

El lector a la sombra -

Ya me hubiera gustado, ya... Pero bueno, creo que lo podemos compartir, y eso es lo importante.

Portorosa -

Bueno, Lector, ya te iba a felicitar por lo bien escrito que estaba esto, pero he visto el aclaratorio final. De todos modos, te felicito por la elección del texto, que me parece magnífico.