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Leyendo a la sombra

Quien quiera respuestas que guarde silencio; quien busque preguntas que lea poesía

Estas palabras del filósofo Heidegger se citan en el ensayo Elogio de la transmisión, de George Steiner y Cécile Ladjali, editorial Siruela, Madrid 2005. El libro, subtitulado Maestro y alumno, es una reflexión sobre la enseñanza, la enseñanza de la Literatura, y la creatividad y la escuela, entre otros aspectos, y surge de una suerte de aventura pedagógico-literaria, si se me permite la expresión, que emprende Cécile Ladjali, profesora de un liceo de la periferia de París con sus alumnos de Literatura cuando les propone como trabajo de clase la escritura de unos sonetos. Animada por los resultados, la profesora escribe a Steiner relatándole la experiencia y le manda algunos poemas. Este accede a viajar a París y encontrarse con la profesora y sus alumnos. El libro contiene un prefacio de la profesora y la transcripción del diálogo que ella y Steiner mantuvieron en un coloquio en un programa de radio.
En un momento de ese diálogo se dice lo siguiente:
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Cécile Ladjali: Hay determinados pedagogos que consideran que es un gran paso adelante el hecho de que los alumnos se vean liberados del aprendizaje memorístico, de esa relación en cierto modo autista con un texto, de esa especie de tortura que, en el pasado, consistía en hacerles aprender poesías y recitarlas delante de toda la clase [...].
George Steiner: ¡Es justo al revés! Lo que los deja vacíos es arrebatarles todo lo que llevan dentro, su bagaje interior, privarles del lastre de felicidad para la gran travesía marítima que es la vida.
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Suelo insistir a mis alumnos en la necesidad de aprender, para poder recordar, y les cito a Aristóteles: saber es recordar. Pero aprender supone un esfuerzo, y no todos están dispuestos a hacer ese esfuerzo. No estoy afirmando que se trate de aprender conceptos para luego evacuarlos sin más. Estoy hablando de aprender razonadamente.
Creo que hay conceptos que sirve de poco almacenarlos en la memoria, sin más; no es cuestión de aprender por aprender. Por ejemplo, me suelo preguntar qué sentido tiene que un alumno memorice todos los tipos de estrofas. Creo que es mejor hacerle ver que el poeta ha elegido un determinado esquema para expresar un contenido, pero lo importante es ese contenido, hacérselo ver claramente, y hacerle ver cómo se organiza el poema, cómo es el ritmo tanto fónico como semántico, pero dudo que la percepción del hecho artístico y humano que es el poema se incremente por saber que esa forma es una octava real o una lira. Entiendo que la obra literaria es la combinación de un significante y un significado, el plano de la expresión y el del contenido, pero los alumnos no deben trabajar los textos como si fueran filólogos de la escuela formalista.
Es evidente que leyendo textos y trabajándolos en clase, acabarán reconociendo estrofas tales como el romance o el soneto, pero me parece más importante encontrar el sentido de las coplas de Manrique, descubrir la expresión del dolor, que saber qué es una estrofa de pie quebrado; o comprender la expresión literaria de la desolación que hace Machado tras la muerte de Leonor.
Creo que la enseñanza de la Literatura es fundamentalmente el acercamiento a los textos, para mostrar cómo en ellos se levanta un mundo sustentado en la palabra.
Recientemente comentaba en una clase de Bachillerato la novela del realismo social de los cincuenta. Los alumnos preguntaban cuántos autores y títulos debían aprenderse, y yo me preguntaba qué sentido tiene memorizar cinco o siete autores y sus correspondientes novelas, que no han leído, frente a leer en clase con ellos y comentar algunos capítulos de algún título significativo, o incluso leer y analizar una obra de esta tendencia. ¿Tiene algún sentido saber que un tal López Pacheco escribió Central eléctrica, o que La piqueta la escribió Antonio Ferres? Me parece que lo importante es comentar las características de la novela social y luego leer en clase algunos capítulos de determinados textos en los que los alumnos puedan reconocer claramente dichas características; hablarles de las novelas más interesantes en incitarles a su lectura, que no es poco. Y a partir de ahí disfrutar con ellos de la lectura, y que ésta no se una especie de martirio filológico. En clase tenemos alumnos de Secundaria y Bachillerato, no de Filología.
Retomo la cita de Heidegger: Quien quiera respuestas que guarde silencio y quien busque preguntas, simplemente que lea.

2 comentarios

CESAR CUESTA LLORENTE -

Como cánta una lágrima frente al sol del desierto , que se rie de su lástima al desaparecer su error incierto.

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me encanta esta cita ! pero no entiendo porque tienes que leer poesia no podrias leer qualquier otra obra literaria?